EL CONDUCTOR DE TRENES CARLOS MIRANDA (25-08-2012) EL CONDUCTOR DE TRENES Terencio Gómez Valbuena descubrió desde muy pequeño su vocación por los trenes. Vocación y, hasta se podría decir, obsesión. Sus padres tenían un pequeño colmado en un barrio modesto de la ciudad. Les hubiera gustado tener muchos hijos, pero solo tuvieron a Terencio y, como es natural, le mimaban dentro de sus escasas posibilidades económicas. Ventaja de ser hijo único. De muy pequeño le regalaron unos cochecitos. Con su ingenio infantil les acabo poniendo una cuerdecita entre cada uno y los arrastraba con su pequeña mano como si fuesen un tren con su locomotora y vagones. Luego le ofrecieron una pequeña locomotora de madera con un pequeño compartimento para el carbón y tres o cuatro vagones un tanto cuadrados. Fue uno de los momentos más felices de su vida. Más tarde le ofrecieron una bic
LA ENVIDIOSA LA ENVIDIOSA CARLOS MIRANDA (Septiembre 2012) Berenguera y Araceli eran dos chicas jóvenes que eran amigas de toda la vida. ¿Cuándo empieza una amistad de toda la vida? En teoría desde muy jóvenes. Pero la realidad puede ser diferente. Suelen ser amistades de juventud, pero pueden ser también amistades mucho mas maduras. En todo caso son amistades que suelen implicar una gran identidad entre dos personas. Será quizás por eso que para calificar a una amante sin decirlo claramente se dice de un hombre que tiene “una amiga”. Decir que ella “tiene un amigo” es también un recurso eufémico, entre otras cosas porque en nuestras sociedades machistas no se concibe que una mujer pueda tener solo una amistad con un hombre como tampoco se quiere concebir que un hombre tenga amistad con una mujer sin llevársela a la cama o, al menos, sin desearlo. Pero todo esto no tiene na
ETIQUETA >> "PEQUETEQUE" PEQUETE QUE Y EL BOSQUE PROHIBIDO 26/07/2011 (Rev 11-11-20) CARLOS MIRANDA ELÍO ##################### Hacía tanto calor en la ciudad en ese mes de julio que cuando el sol lamía el asfalto de las calles dejaba un rastro semejante al que deja la lengua de un niño cuando pasa por encima de una bola de un helado de café, o de macadamia, en un cucurucho de barquillo, que era precisamente lo que estaba haciendo Pequeteque, aunque el helado fuese de chocolate. Había salido pocos minutos antes a buscarlo merced a la generosidad de su padre a quien le costaba aún creer que había aprobado el curso escolar. “Mas que estudiar, hace que estudia” solía de
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